Para la construcción del refugio se tomó como modelo la existencia en las cercanías de varias ruinas de viejos poblados mineros construidos en piedra de junta seca con módulos de pequeñas viviendas desordenadas. Con este procedimiento se consigue un muro sin argamasa para sostener las piedras juntas. Esta técnica es Patrimonio Inmaterial de la Humanidad y según la UNESCO, estas estructuras no hacen daño al medio ambiente y son un ejemplo de relación equilibrada entre el ser humano y la naturaleza.

Este original diseño le supuso un importante premio de arquitectura, aunque se ha podido comprobar que también complica el funcionamiento diario de un equipamiento de alta montaña.

El refugio base se organiza en tres niveles adaptados al terreno, formando tres círculos concéntricos relacionados a través de callejuelas semicubiertas. En el núcleo central se encuentra la sala de estar común, el comedor, los almacenes y la vivienda de la guardería. En el siguiente círculo se encuentran adosados los aseos y servicios generales, la leñera, etc. Y, por último, en el anillo exterior, están los módulos de dormitorios.

Su diseño se pensó siguiendo varios criterios:

1- Optimización de recursos.
2- Materiales reciclados.
3- Semejanza a un poblado minero.

Todo ello se plasma en los siguientes aspectos: el conjunto se define mediante un pequeño pueblo apiñado, armonizado con el paisaje y construido con piedra de la región; las ventanas son pequeñas e irregulares para permitir la entrada de luz sin disminuir la capacidad aislante de sus muros; las chimeneas están pintadas del color del óxido de la mina, para aumentar la semejanza con el pueblo minero; la estructura es de madera reciclada obtenida a partir de travesaños de ferrocarril y postes de teléfono, confiriéndole una gran rusticidad; así mismo el pavimento interior es de baldosas de barro cocido.